
Es fundamental a la hora de adquirir un cuchillo o navaja asegurarnos de que está bien afilado y comprobar cómo corta sobre distintos materiales. Una vez que lo tenemos, si queremos que dure en óptimas condiciones, debemos cuidarlo y mantener siempre un correcto afilado de la hoja.
Lógicamente, con el uso, los cuchillos o navajas tácticas de supervivencia van perdiendo precisión en el corte u ofreciendo una mayor resistencia a la hora de cortar. Debemos afilarlo en cuanto empecemos a notar estas señales, antes de que se llegue a un desgaste sin remedio o a que la hoja adquiera una forma irregular.
Un cuchillo táctico de supervivencia sin un buen filo no podrá para realizar su función, por lo que la herramienta será inútil. Además, por razones de seguridad, conviene que esté afilado y que su mantenimiento sea el correcto para no tener que aplicar una fuerza mayor cuando se utilice, ya que esto podría provocar accidentes.
Llegado de este modo el momento de afilarlo, podemos utilizar un afilador manual, de ángulo, o eléctrico.
Afiladores manuales
Con este tipo de afiladores lo que haremos es pulir el filo de la hoja contra diferentes superficies. Deberemos aplicar algo de fuerza, creando un ángulo no demasiado grande entre la cuchilla y el afilador y evitando la perpendicularidad.
Nosotros mismos ejerceremos el movimiento, lo que nos permitirá definir exactamente el filo que queremos, e incluso modificar el filo original, al que probablemente no podamos volver una vez modificado.
Los hay de varios tipos, siendo los más comunes y utilizados las piedras de afilar y las chairas.
Las piedras proporcionan un afilado de mayor calidad y son utilizadas generalmente por profesionales. Según el grano de la piedra, poseerá distintos grados de abrasión, siendo el más grueso para constituir el filo y el más fino para realizar ajustes. Debemos humedecer la piedra de afilado con un poco de agua o aceite y, eligiendo el ángulo más apropiado, deslizar ambas caras de la hoja sobre la superficie de la piedra con una presión constante e igual, para asegurar que el filo sea uniforme en ambas hojas.
Por otro lado, las Chairas son más apropiadas para afilar cuchillos de cocina. Deberemos inclinar la chaira ligeramente hacia arriba y unir los mangos del cuchillo y de la chaira deslizando la punta del cuchillo hasta que las puntas de ambos se puedan unir. EL filo de la hoja deberá colocarse mirando hacia afuera y tener una inclinación de 20º aproximadamente.
Afiladores de ángulo
También llamados afiladores en V, lo integran dos piedras y utilizaremos el ángulo que ambas forman. Dispondrá de unas gomas para ajustar el ángulo deseado. Tienen la ventaja de que no hay que sostenerlos con la mano y de que además ofrecen un mayor rendimiento.
El ángulo es crucial para el afilado de cuchillos y navajas y durante el proceso de afilado deberemos mantener siempre el mismo. Por ejemplo, el ángulo más recomendado para cuchillos de monte es de 25 grados, y de 30 para cuchillos de rescate y salvamento.
Afiladores eléctricos
Funcionan con electricidad o a pilas y son recomendables para afilar cuchillos a los que se les da mucho uso. Son los más fáciles de utilizar, ya que no es necesaria la precisión, control y fuerza manual. Únicamente habrá que introducir el cuchillo en una ranura dispuesta para ello y una rueda motorizada se encargará de dar forma al filo.
Con cualquier tipo de afilador que utilicemos, es fundamental limpiar bien la hoja antes de proceder a afilarla, y limpiar frecuentemente el propio afilador.
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