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Cómo cargar peso en travesías de montaña

Sin duda el elemento de transporte fundamental y común a todos los aventureros es la mochila táctica, ya sea para realizar actividades de montaña, senderismo, escalada, trekking o cualquier deporte multiaventura.

En nuestro blog encontrarás un artículo que te dará las claves para elegir la mochila más adecuada para ti y para la actividad que realices, así como unas nociones básicas para distribuir el peso en ella. Vamos ahora a ahondar en este segundo punto.

El primer paso es determinar qué tipo de ruta vamos a realizar: a dónde vamos, por cuánto tiempo y qué grado de dificultad representa.

Como normal general, la mochila para realizar una travesía de montaña no debe superar los 20kg de peso. Se clasifican dependiendo de su capacidad en litros y van desde mochilas diseñadas para travesías de varios días de duración, de 60 litros aproximadamente, hasta otras de 30 o 40 litros, pensadas para excursiones de un solo día. Cuanto más ligera y pequeña, y mejor permita el acceso al material que hay en su interior, más confortable nos resultará la travesía. También existen las mochilas llamadas de ataque, en las que transportar únicamente lo indispensable.

Es fundamental que la mayor parte del peso recaiga sobre las caderas, por lo que habrá que ajustarla correctamente a la medida de nuestra espalda. La capacidad y el peso que podamos transportar va a depender en gran medida de nuestra condición física, y debe permitirnos andar con comodidad.

A la hora de repartir el peso, lo más ligero ha de situarse en la parte inferior y lo más pesado cerca de la espalda y en la parte más alta posible. Si se distribuye mal el peso en función a nuestro centro de gravedad, la tendencia es a inclinarnos hacia delante para compensarlo; la travesía se hace más fatigosa y podemos hacer que nuestros músculos se tensen y sufran. Importante también distribuir correctamente la carga a izquierda y derecha para evitar que oscile.

Cada uno vamos a necesitar una medida diferente para adecuar la mochila correctamente a nuestra espalda. Para ello necesitaremos una mochila a medida, o una con hombreras regulables, diseñada además  para mantener la curvatura normal de la columna vertebral  y realizada con materiales que permitan la transpiración. Es fundamental que cuente con un cinturón, que bien ajustado aliviará gran parte de la carga, así como una correa de pecho que distribuya parte del peso hacia los hombros.

En las partes de la travesía que sean de ascenso, deberemos aflojar la tensión en la parte superior, y en descenso, apretar para mantener la carga inmovilizada.

Otra característica muy positiva que facilita y aporta un grado de confort a nuestra travesía es contar con una mochila táctica son sistema de hidratación. Casi todas las mochilas lo llevan incorporado y evita el tener que parar y descolgarse la mochila cada vez que se quiera beber agua.

 







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