
Junto con el mapa, las brújulas de supervivencia son uno de los instrumentos más importantes para orientarse en terrenos desconocidos, especialmente de montaña. Por eso es fundamental contar con ambos objetos en nuestras expediciones, y utilizarlos conjuntamente.
Ser capaces de orientarnos con la ayuda de la brújula nos aporta ese grado de confianza necesario para adentrarnos un poco más.
Funcionamiento
Consta de una aguja imantada que señala siempre hacia el norte magnético. Esto es debido a la atracción magnética que la tierra ejerce sobre todos los objetos imantados.
La precisión de la brújula puede variar en función de la altitud y de la convergencia de las líneas de fuerza del campo magnético terrestre.
Es importante distinguir entre el norte verdadero y el norte magnético. Debido a pequeñas variaciones en el campo magnético de la tierra, la brújula apunta al norte magnético, que puede variar hasta 20º con el norte verdadero. Si buscamos una ubicación precisa, deberemos tener en cuenta esta variación.
Tipos
A la hora de elegir una brújula hay que tener en cuenta no sólo las preferencias personales, sino también las actividades que se practiquen y en las que se le vaya a dar uso.
En excursionismo y actividades de montaña, es suficiente con una brújula que nos permita hacer mediciones sobre el mapa.
Las hay de varios tipos, aunque las más utilizadas son las brújulas de limbo móvil y base transparente, muy adecuadas para iniciarse en el mundo de la orientación. Estas brújulas tienen dos partes: la base y el limbo. En la base de plástico transparente encontramos reglas de medición o escalas que nos permiten calcular distancias sobre el plano, una lupa y la flecha de dirección. El limbo es una pieza circular colocada sobre la base, graduada en 360º y que incluye los cuatro puntos cardinales, así como la aguja imantada que siempre apunta hacia el norte. Es la brújula recomendada para senderistas, montañeros y viajeros en general que necesitan orientarse en diferentes circunstancias aunque no con una precisión máxima. Las brújulas de observación o de espejo son una versión mejorada de éstas, y permiten tomar rumbos con una gran precisión.
También hay brújulas de limbo fijo, sin base transparente, que se utilizan independientemente de los mapas topográficos y que sirven para seguir rumbos sobre el terreno.
Las brújulas de precisión son las utilizadas por profesionales de la espeleología, con un margen de error mínimo, luz propia y medidor de inclinaciones.
Por último, las brújulas electrónicas se utilizan poco en montaña. Suelen ir incorporadas a vehículos todo terreno para participar en pruebas deportivas, y son capaces de calcular rápidamente rumbos inversos, ángulos de desvío, y corregir declinaciones.
Utilización
Su utilización es muy sencilla, tanto para orientar correctamente el mapa, seguir una dirección concreta, o medir ángulos sobre el terreno.
Lo primero es asegurarse de que funciona correctamente y alejarla de campos magnéticos que puedan alterar su lectura.
Siempre habrá que colocarla sobre una base plana y sobre el mapa, si se trata de una brújula transparente y queremos verificar nuestra ubicación en sobre el mismo. Con éste totalmente desplegado, giraremos el limbo hasta que el norte coincida con la flecha de dirección. Después haremos que la flecha de dirección coincida con el norte del mapa. Por último giraremos el mapa hasta que la aguja imantada coincida con la flecha orientadora de modo que ambas señalen el norte. De este modo tendremos el mapa orientado en relación con el paisaje.
Si nos encontramos en un área de escasa visibilidad, la brújula se hará imprescindible al no contar con puntos de referencia. Sin embargo, si tenemos visibilidad suficiente, podremos tomar uno o varios puntos de referencia que se vean con claridad para ubicarnos en el mapa. Tienen que ser fácilmente identificables en el paisaje, como por ejemplo el pico de una montaña.
A veces necesitaremos orientarnos tan sólo con la brújula y deberemos seguir un rumbo durante una larga distancia. Para ello debemos introducir el rumbo en la brújula y orientar nuestro cuerpo hasta que la flecha orientadora y la aguja imantada coincidan, y avanzar en esa dirección. Para que la trayectoria a seguir sea precisa, miraremos la flecha de dirección y nos centraremos después en un punto distante que podamos utilizar como guía.
Si queremos que la orientación sea rigurosa es mejor realizar distancias cortas y comprobar el rumbo a menudo.
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